martes, 28 de octubre de 2014

Finisher Utra Trail Gran Vuelta Al Valle del Genal

 
Queda menos de un mes para que empiece todo y ponerme a prueba en toda una Ultra distancia. Pretendo superar los 100 kilómetros corriendo y ciertamente es lo único que me pasa constantemente por la cabeza. Se ha convertido un poco en una obsesión. Deseo que llegue el día, calzarme las zapas y lanzarme a la aventura durante dos días en los que pasaré una noche completa corriendo muchas veces solo.
Acabo de salir de una lesión de tobillo, que me ha tenido mes y medio más o menos inactivo, pero ahora no puedo pararme a pensar en eso, sino estoy perdido.
Solo queda aumentar el ritmo de entrenamientos para ponerme al día. Ya solo quedamos el Valle y yo, ya no puede pasar nada malo, nada que me pare de conseguir mi sueño. O eso al menos me decía a mí mismo justo un día antes de mi segunda lesión. Esta por mi culpa, una lumbalgia provocada por el gran aumentos de carga en mis entrenamientos en un periodo muy corto. Pasé de semanas sin hacer nada a cerca de 200 kilómetros semanales. En este punto sería de estúpidos el no dudar de si podré o no correr el Sábado. Quedan solo dos semanas y yo no puedo ni agacharme para calzarme mis zapatillas. Empiezan los agobios pero mi mente busca constantemente opciones para no decantarme por lo más inteligente que es desistir y abandonar.
Ya solo quedan 3 días y a pesar de masajes, cremas, apliques de calor y reposos (esto último a medias ya que tengo que reconocer que hice algunos kilómetros lesionado) hacen que estando de pié no me duela del todo y esto es más que suficiente para terminar de preparar la mochila, alimentación, material obligatorio y opcional, dorsal y dejarlo todo preparado para el gran día, el día en el que me enfrento a un sueño por el que llevo luchando cerca de 8 meses.
Son las 3 de las mañana del Sabado, y @esthergpje y yo estamos a punto de coger el coche y salir hacía Benarrabá, uno de los pueblos del Valle del Genal el cual es Salida y Meta de este año.
Mis primeras sensaciones no son muy buenas, pues ayer fuimos a Benarrabá para el reconocimiento médico y recogida de dorsal, y hoy solo he podido dormir unas 3 horas. A este cansancio se suma que las lumbares me duelen hoy más que nunca, pero ya no hay excusas, hoy salgo de meta y después que sea lo que tenga que ser.
Llegamos a Benarrabá sobre las 06:00. a las 07:00 empieza la carrera. Momento para encontrar entre los corredores caras conocidas y saludar gente. Siempre ayuda a tranquilizar nervios. No se si por esto último de los nervios pero parece que ha habido un salto en el tiempo y estoy en el corralillo de salida con la mochila a los hombros, mirando a Esther y convencido de tener absolutamente todo a punto y controlado (después me di cuenta que nada mas lejos de la realidad).
Ya hemos salido y no quiero pensar que me queda por delante, aun no creo que sea bueno para mí. Son las 7 y poco y solo veo las luces de los frontales, al menos estaremos una hora y media con ellos. Los primeros kilómetros muy bien casi sin darme cuenta aún casi no he entrado en calor y empiezo a ir quitándome el frontal pues ya está amaneciendo y no es necesario llevarlo puesto. Esto coincide con la llegada al primer pueblo, Gaucín. Pronto llegaría Genalguacil y Jubrique. Este último Jubrique fue especial para mí, porque me esperaba @esthergpje dando ánimos. En este punto venía junto a otro corredor, Francis, ambos éramos nuevos sobrepasando los 100 kilómetros y teníamos pensados pasar la noche correr juntos hasta meta inclusive.
Así pasaron el pico de Jardón, Pujerra e Igualeja donde me esperaba de nuevo Esther. Pero algo iba mal, y ella me lo notó en la cara, ya no sonreía tanto y me lo preguntó directamente, ¿que te pasa? y yo aún no lo sabía pero me encontraba regular. En los avituallamientos cuando comía y bebía algo no me encontraba nada bien, y tenían que pasar unos kilómetros para volver a sentirme bien. Y nada más dejar el avituallamiento salimos hacía Parauta, donde estaba el ecuador de la carrera, cenábamos y hacíamos un "reseteo" mental para intentar hacer creer a la mente que empezábamos una carrera de solo 62´5 kilómetros.
Al encarar la primera subida mis temores se hicieron realidad, y empecé a sentirme mal. un mareo muy fuerte no me dejó mas que tirarme al suelo a ver si pasaba pero no fue así, Francis tuvo que parar y preguntarme que tal estaba. Lo primero que pensé es que era imposible seguir. Nada más me comentó mi compañero la posibilidad de mandarme ayuda y retirarme, con un impulso me puse en pie y le dije vamos, continúo que estoy bien. y empezamos una bajada juntos. Aquí fue donde me di cuenta que me pasaba. No se si tiene algo que ver, pero empecé a tener ganas de ir al baño. Había tenido ganas hacía ya muchas horas pero no me había dado cuenta. ¿El dolor?, ¿el cansancio?. No se que pudo ser, pero no tuve más opciones que parar e improvisar un baño.
A partir de aquí, conseguí seguir avanzando, eso sí andando hacia Parauta donde Jesús me dijo me esperaría. Llegué al pueblo y estaba fatal, me entraban escalofríos, tuve que ponerme el cortavientos y temí lo peor. Este es uno de los momentos cumbres de la carrera, pues encontré a Esther a la entrad del pueblo en un control de material obligatorio. Le miré a la cara y fue directo: "Me retiro, no puedo más", le di la mochila y solo me contestó: "¿estás seguro? ¿No te vas a arrepentir?" y otro impulso más me hizo coger la mochila y decirle: ten el móvil a mano y nos vemos en el siguiente pueblo.
Cené, me abrigué un poco más y unos 20 minutos después que Francis se marchase como yo le había dicho, salí en plena noche solo, sin ganas de dar un paso, medio desorientado y muerto de frío en busca del siguiente pueblo. y los pasos se convirtieron en pequeñas zancadas y el ritmo volvió a ser el que era.
Llegué a Carajima, esperando encontrarme a Esther, pero ella no estaba allí. Me tomé un caldo caliente y no me lo pensé mucho. salí hacia el siguiente pueblo buscando encontrar allí a Esther para ver si me retiraba o no.
Por el camino hacia Juzcar me encontré con José Luis. otro de los puntos clave en esta carrera, pues su ritmo y su nivel están a años luz de los míos, ha estado en pruebas durísimas y la palabra Ultra Trail está presente en su día a día. Solo que él iba estaba en un momento parecido al mío, lesionado de la zona piramidal de la espalda y una rodilla hecha polvo los dos fuimos juntos y llegamos a Juzcar.
En este punto y si no era suficiente me empezó un dolor muy fuerte en el tobillo y se me empezó a inflamar. Al no poder pisar bien le acompañó la rodilla la cual no puedo ni doblar ahora mientras escribo esta crónica. Los dos lesionados llegamos a Faraján andando las subidas y trotando a duras penas las bajadas y pocos casi ningunos llanos que nos encontrábamos.
En Faraján una tobillera que me dejó José Luis, un algodón debajo de un callo del pie y mucho Reflex acompañaron los ánimos que me dio José Luis para seguir. Pues al igual que Esther, si no es por él no termino esta carrera.
Llegamos a Alpandeire el pueblo de José Luis, y Esther me esperaba en el siguiente, así que teníamos que llegar. Estábamos en Atajate, y ya no había carrera, todo era andar. Nos era imposible correr por los dolores y completábamos las distancias entre pueblos andando. Justo en la última subida a Atajate me dio otro mareo que me hizo sentarme en el suelo, casi caerme. Volví a pensar que todo se acababa. Y pasó lo mismo. Vino otro corredor por detrás a prestarme ayuda y nada más que mencionó la palabra abandono me puse en pié y subí corriendo hasta que encontré a Jose Luís esperándome algo mas arriba. Ya en el pueblo vimos a Esther, me senté a su lado con un caldo caliente y fue la segunda vez que se lo dije, estamos los dos lesionados, damos pena no podemos más, lo dejo. El año que viene será. Esther me dijo que ya quedaba nada, solo 25 kilómetros. Entonces se levantó de la silla José Luis y me dijo venga nos vamos... ¿Seguro? ¿Pero no ves que estamos fatal? y me dijo para retirarme lo hubiese hecho en Igualeja aquí Finisher o morir. Me levanté en otro impulso más de la silla y salimos los dos muy decididos y motivados mientras nos seguía animando Esther.
La llegada a Benadalid fue no sé por qué motivo más sencilla, quizás porque fue en la única ocasión en la que no nos hicieron bajar hasta el fondo del Valle y volver a subir hasta el pueblo, si no que llegamos entramos al pueblo al avituallamiento y de nuevo mi ángel de la guarda a la espera, @esthergpje
Llegamos a Benalauría donde se notaba que estábamos hechos polvo, acababa de amanecer y nos quitamos ropa, de nuevo manga corta. y continuamos bajando para ir al penúltimo pueblo, Algatocín. Aquí llego otro momento que no olvidaré, pues a pesar que queríamos terminar juntos, José Luis me dijo que no podía bajar bien, que avanzase yo solo, que me prometía llegar a meta pero que yo avanzase. Ahora he visto que llegó a meta unas dos horas después que yo, pero dentro del corte por lo que me alegro muchísimo por él. Justo coincidió con que llegaban un grupo de cuatro corredores y los cinco fuimos en busca de completar los últimos 10 kilómetros hasta meta.
Los cinco completamos un descenso en el que me di cuenta que la rodilla no estaba nada, y seguidamente sin descanso empezamos un ascenso criminal, durísimo en un kilómetro 130. Pero ya si que no habían lamentos, quedaba nada, llegué cojeando al pueblo bebí un vaso de agua, me aplicaron crema anti-inflamatoria en la rodilla y empecé un ultimo descenso, ahora sí, corriendo hacia Benarrabá. Los cinco fuimos sorteando subidas y bajadas y paramos justo a la entrada del pueblo. Nos felicitamos el uno al otro por el Finisher, apareció una bandera de Andalucía y entramos en una ensayada carrera los 5 con la expectación de las personas que estaban viendo la llegada y como no, siempre incansable @esthergpje esperando un abrazo. no pude contener las lágrimas ya que no me podía imaginar terminar algo así con todos los contratiempos que habían pasado. Ya no había tobillo hinchado, heridas en los pies, rodilla lesionada ni ningún problema, ya era FINSHER de esta edición del #UTGVVG 2014. Después de 28 horas corriendo conseguía entrar el 130 de la general y el 61 de mi categoría.
Ahora me recupero como puedo, súper feliz por lo conseguido y pensando si llegaré o no bien a la siguiente, otra difícil, Maratón de Jarapalos.
Y por lo tanto, después de todo lo explicado creo que todo el mundo entenderá esta dedicatoria, pero esa medalla tiene trozos Un trozo es mío por el esfuerzo y sufrimiento. Por las lagrimas y el sudor que me ha costado ganarla. Otro trozo especial se lo doy a José Luis que me dio fuerzas para seguir en los peores momentos y compañía en gran parte del trayecto. A Jesús igual por la primera parte, amigos del club que me han apoyado, amigos runners que me han dado consejos y ánimos, a mi familia por supuesto. Y otro trozo muy especial, ni que decir tiene, a mi apoyo, a mi ángel de la guarda, @esthergpje, porque como en muchas otras ocasiones, sin ella no sería Finisher de esta segunda edición del Ultra Trail de La Gran Vuelta al Valle del Genal. Estuvo dos días sin dormir, siguiéndome en todo momento, esperando en casi todos los avituallamientos, esperando sola y pasando frío, esta medalla es también para ti.

2 comentarios:

  1. Eres una persona excelente,motivadora,con una capacidad de superacion y entrega envidiable,alguien con quien merece la pena pasar el tiempo de vida..Una persona de la que aprender,de la que sacar solo cosas positivas...En definitiva un Crack,siempre te he dicho y dire que "you will never walk alone"...pos eso¡¡¡A por los bandoleros¡¡

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